Las industrias culturales fueron el tercer sector de la economía más afectado por la pandemia en la primera mitad de 2020. El Sistema de Información Cultural de la Argentina elaboró un informe con datos de los dos primeros trimestres del año 2020, que permiten dar cuenta del impacto del Covid-19 en la producción, el consumo y el empleo.
Las medidas de aislamiento social adoptadas para evitar la expansión del virus del Covid-19 produjeron una suspensión de la actividad general de la sociedad al tiempo que se asistió a un despliegue sin precedentes de la digitalización de la vida económica y social. Este informe muestra cómo la combinación de ambos factores tuvo un impacto diferencial en las actividades según el grado de dependencia respecto de la presencialidad.
La caída del 27% del Valor Agregado Bruto (VAB) cultural da cuenta del impacto de la crisis sanitaria en la economía de la cultura, que se refleja de manera dispar en cada sector. Estas caídas repercuten en la participación en la producción total de la economía: el sector de las industrias culturales pasó de representar el 2,6% del VAB total en el primer trimestre del 2020 al 2,1% en el segundo trimestre.
Es necesario tener en cuenta que las actividades que componen el sector cultural son muy heterogéneas y su diversidad admite una clasificación que contemple: la sensibilidad a las variaciones de ingresos de los consumidores, la dependencia respecto del nivel de actividad de otros sectores culturales o de la economía en general y la incidencia de la presencialidad en el consumo de los bienes culturales que produce.
En este sentido, el carácter disruptivo de la pandemia de Covid-19 y las medidas sanitarias adoptadas para mitigar su potencial de daño (ASPO) expusieron claramente esta heterogeneidad: en los sectores afectados de modo directo por la suspensión de la presencialidad, la caída fue superior a la del promedio del sector cultural en general. Por otro lado, en los sectores declarados servicios esenciales, donde el consumo es más inelástico a las variaciones de ingresos, como la TV y la radio, el nivel de actividad prácticamente no presentó variaciones interanuales.
El despliegue sin precedentes de la digitalización de la vida económica y social se refleja en los servicios audiovisuales digitales que, entre 2015 y 2019 habían triplicado las importaciones (por plataformas como Netflix y Spotify) y entre el primero y el segundo trimestre de 2020 aumentaron un 8% (el mayor aumento trimestral desde 2019). Respecto de las iniciativas nacionales y públicas, se destacan algunas plataformas como Cine.ar y Cervantes On line. Cine. ar. Esta última es una plataforma gratuita de contenidos audiovisuales nacionales que aumentó un 30% la cantidad de usuarios entre enero y julio del 2020. Por su parte, la iniciativa del Cervantes On Line, que permite al público acceder de manera gratuita y online al contenido del teatro, durante el primer semestre de 2020 contó casi 30 mil suscriptores, casi 600 mil visualizaciones y 125.000 horas de reproducción.
La reconversión digital de parte de la actividad del sector cultural está en marcha desde hace ya más de una década. Las mediciones de las conexiones a internet a las que alude el informe, y el desglose y comparación de la evolución de accesos fijos y móviles, así como las ediciones de 2013 y 2017 de la Encuesta Nacional de Consumos Culturales realizadas por el Ministerio de Cultura de la Nación, dan cuenta de la importancia de medir la migración digital de la actividad cultural para comprender su devenir como sector.
En este sentido, los datos que arroja el informe sobre la actividad de los sectores que conforman el campo cultural no solo permiten dar cuenta del impacto inmediato de la pandemia y de las medidas de distanciamiento social, sino que aportan indicios acerca de la reconfiguración del sector cultural en tiempos por venir, es decir, en tiempos postpandémicos.
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