El Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA) realizó en 2017 la Encuesta Nacional de Consumos Culturales (ENCC), con el objetivo de conocer en profundidad el comportamiento del país respecto de los hábitos y consumos culturales. Como resultado de este relevamiento, se encontraron varias características del consumo cultural joven que lo distingue de los patrones de consumo del resto de los grupos etarios y que justifican un análisis específico.
Numerosos estudios, desde la década del sesenta hasta la actualidad, vienen señalando cómo las prácticas y estilos de vida de los jóvenes han generado interrogantes para el resto de la sociedad. Impulsores de nuevas tendencias, prácticas y estéticas se han posicionado como un grupo vinculado a los cambios y los desafíos generacionales. Actualmente, muchas de las investigaciones y relevamientos que buscan conocer en profundidad las preferencias y comportamientos de este grupo etario coinciden en identificar como ejes temáticos ineludibles a) las nuevas tecnologías y prácticas digitales, sobre todo, el uso de redes sociales; b) el primer empleo y los vínculos con el mercado laboral; c) los consumos culturales (ir al cine, escuchar música, leer diarios/revistas) y, en particular, el uso del tiempo libre.
La Encuesta Nacional de Consumos Culturales organizó los resultados del relevamiento en tres categorías de edad: 13-24, 25-64 y 65 y +; pero para definir por edad la categoría juventud, se utilizó la definición de las Naciones Unidas, que identifica como jóvenes a las personas de entre 15 y 24 años; y la definición de UNICEF, que entiende la adolescencia como la etapa de la vida que se desarrolla entre los 12 y 18 años.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Consumos Culturales (y las estadísticas en general sobre prácticas culturales) muestran que los jóvenes son el grupo etario que más consume cultura, que está más digitalizado y que más dinero mueve en el sector. Por eso, son actores estratégicos a la hora de estudiar las tendencias en los consumos culturales del futuro.
En la Argentina, los jóvenes lideran casi todos los consumos culturales, con algunas excepciones, como la radio, los diarios en papel y el teatro.
Los jóvenes encabezan la realización de algunas prácticas culturales fuera del hogar, que implican un desplazamiento geográfico, un gasto extra de dinero y la atención exclusiva del espectador, como el cine, los espectáculos de música en vivo y el baile; pero son los que menos van al teatro. Y pasaron de ser el grupo etario que más fue al museo en 2013 al que menos lo hizo en 2017 (junto con los adultos mayores).
En cuanto a la lectura de libros, en la Argentina se trata de una práctica claramente asociada a la educación; por eso, los valores más altos se registran entre los jóvenes. Además, los datos de producción también demuestran que los jóvenes son el público objetivo preferencial, ya que concentran más de la mitad de la tirada total (incluyendo al público infantil).
La digitalización y la portabilidad que caracterizan la innovación tecnológica reciente van de la mano de un consumo cultural ágil, con prevalencia de contenidos breves: cae la lectura de libros, pero aumenta la participación en blogs o redes sociales; cae la asistencia al cine, pero aumenta el consumo audiovisual a través de plataformas on-demand o sitios online; cae la compra de discos físicos, pero cada vez se escucha más música en internet. Entre los jóvenes, más que en cualquier otro grupo etario, decir internet es decir celular. Y, en los celulares, lo que más se consume es música y contenidos audiovisuales.
Como rasgo característico del consumo audiovisual, se observa que el 64% de los jóvenes ve frecuentemente videos de youtubers (en YouTube).
En cuanto a las redes sociales, otro dominio eminentemente joven, el 90% de ellos tiene cuenta en Facebook, y el 55%, en Instagram. Además, mientras que el promedio general de tiempo dedicado a las redes sociales es de 2 horas 54 minutos, el tiempo que los jóvenes dedican a las redes supera las 3 horas diarias. Y son los jóvenes quienes más contenido producen, generan, comparten y comentan en las redes.
Las aplicaciones que más usan los jóvenes para escuchar música online son YouTube (aplicación gratuita) y Spotify (aplicación paga). Los jóvenes de NSE alto son quienes más usan Spotify y los de NSE bajo, los que más usan YouTube (66%).
Otro consumo cultural típicamente joven es el de videojuegos: el 41,7% de este grupo etario juega, y es la franja etaria con mayor proporción de jugadores.
Mediante la capacidad de consumo se mide el acceso efectivo de la población a bienes y servicios culturales específicos. La ENCC permite observar las diferencias en el acceso a la cultura según el nivel socioeconómico (NSE), variable que influye significativamente en la forma en que los jóvenes (y todos los grupos etarios en general) consumen cultura.
En este sentido, los jóvenes de NSE alto lideran casi todos los consumos culturales (con excepción de la radio, los diarios y el teatro). Además, sin importar la edad, el nivel socioeconómico ni la región geográfica, prácticamente todos los jóvenes escuchan música, miran televisión[1], usan internet y tienen celular. Por eso, se puede afirmar que hay algunos consumos que se explican por la variable NSE y otros que no.
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[1] Según la ENCC, el 99% de los jóvenes cuenta con TV en el hogar.