El crecimiento del comercio internacional de servicios es un fenómeno que se observa en las últimas décadas en la economía mundial y está asociado a las mejoras en tecnología, comunicación y conectividad. Las industrias culturales no escapan a esta tendencia.
El último informe del SInCA sobre el intercambio comercial de bienes y servicios culturales correspondientes al periodo 2016-2020 revela las tendencias centrales del sector. Las restricciones a la circulación de las personas generadas por la pandemia del COVID-19 en el último año del quinquenio impactan en la serie, debido a su incidencia negativa en la producción y el comercio a escala global.
Con todo, el trabajo arroja cuáles fueron las claves del último lustro, revela las tendencias que vienen marcando el intercambio con otros países en el sector de la cultura y proporciona la información necesaria para proyectar políticas públicas a futuro.
1- En 2020, la balanza comercial cultural tuvo un saldo negativo de 344 millones de dólares. Y con respecto a 2019, las exportaciones de bienes y servicios culturales cayeron un 69% y las importaciones, un 26%. El valor total de bienes y servicios culturales comercializados con otros países fue de 904 millones de dólares. Este registro representa el monto más bajo del periodo 2016-2020, lo que evidencia el impacto de las restricciones de circulación impuesta por la pandemia.
2- Por cada 100 dólares comercializados en 2020, 88 correspondieron a la compraventa de servicios y 12 a bienes culturales. Estas cifras refuerzan el perfil comercial del sector cultural, que se especializa en servicios, a diferencia de la economía general, que comercia mayoritariamente bienes.
3- La participación del comercio exterior de servicios culturales en su conjunto (exportaciones + importaciones) alcanzó en 2020 el valor más alto desde 2004: representó el 3,79% del comercio total de servicios de la economía.
4- Las importaciones y –en menor medida- las exportaciones de servicios culturales muestran una tendencia a una mayor participación en el comercio exterior de servicios de la economía. Es así como la participación de las importaciones entre 2016 y 2020 se duplico del 2,4% al 4,8%, mientras que el peso relativo de las exportaciones aumentó del 1,7% al 2,6%.
5- El aumento de la participación del comercio de servicios culturales responde a que tanto las importaciones como las exportaciones del sector resistieron mejor la pandemia que el intercambio comercial total de la economía. El comercio de la cultura un 22% contra un 39% de la economía en general.
6- Los países de origen de los servicios audiovisuales digitales dan cuenta de un mercado concentrado geográficamente. Estados Unidos reúne la mayoría (83%) de las importaciones de servicios audiovisuales digitales. De allí provienen los servicios de Netflix, una de las principales plataformas de streaming de contenidos audiovisuales. El segundo país en importancia es Suecia (16%), de donde provienen los servicios de streaming de reproducción de música online de la empresa Spotify.
7- Producto de la pandemia, los volúmenes comerciales alcanzados en 2020 por las importaciones y las exportaciones de bienes culturales fueron los más bajos del periodo 2016-2020.
8- El sector editorial, el de mayor peso en el comercio exterior de bienes culturales, registró en 2020 una significativa caída interanual, acentuada por las restricciones a la presencialidad impuestas por la pandemia. Las exportaciones de libros y publicaciones retrocedieron un 50% y las importaciones, un 70%.
9- Las importaciones de bienes culturales de origen chino, indio y español se componen casi en su totalidad de libros y publicaciones. La mayor parte de las importaciones chinas son, en realidad, servicios de impresión, es decir, publicaciones editadas en otros países e impresas en el país asiático. En cambio, las importaciones de los Estados Unidos muestran una composición diferente: un 59% corresponde al sector audiovisual y un 39% a libros y publicaciones.
10- En 2020, la balanza comercial de bienes culturales de Argentina presenta saldos deficitarios con Asia, Europa y América del Norte producto de la mayor importación de libros y publicaciones y una retracción en las exportaciones de obras de arte. Por el contrario, presenta un saldo positivo con América del Sur como consecuencia de un mayor peso de las exportaciones de libros y publicaciones a la región.
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