Los primeros resultados de la Encuesta Nacional de Cultura, realizada por el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA), confirman que los agentes culturales más vulnerables en la emergencia sanitaria son aquellos que trabajan de manera independiente, sin ingresos estables, y cuya actividad en el ámbito cultural representa más de la mitad de sus ingresos mensuales (32% de los casos).
El informe se estructura en dos bloques, uno referido a personas y otro a organizaciones, que presentan una caracterización de las/los encuestados/as y una definición de efectos del aislamiento social, preventivo y obligatorio en cada caso.
Las personas que respondieron la encuesta, en su mayoría, residen en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires, con una representación similar de mujeres y varones, de entre 19 y 49 años.
Se desempeñan, sobre todo, en los sectores Música (31%) y Teatro (21%), y realizan actividades ligadas a la Creación, diseño, interpretación y autoría; la Enseñanza; la Producción y Gestión cultural.
Viven de su trabajo en el ámbito cultural y los que no, perciben ingresos de otros trabajos no vinculados a la cultura. Casi tres cuartas partes de los encuestados trabaja únicamente de manera independiente y entre ellos, nueve de cada diez personas no tienen ingresos estables.
Más de la mitad de las personas encuestadas realizó aportes jubilatorios durante los últimos tres meses, casi la mitad tiene cobertura de salud por obra social y poco más de una cuarta parte se atiende en hospitales públicos.
La problemática frecuente más mencionada en la encuesta es la búsqueda de ingresos alternativos; y las dificultades experimentadas durante el primer mes de aislamiento social, preventivo y obligatorio son la cancelación de actividades culturales, la no percepción de ingresos por las actividades culturales y la imposibilidad de pagar alquileres y servicios.
Uno de los perfiles más perjudicados es el de las personas que trabajan de manera independiente, sin ingresos estables, y cuya actividad en el ámbito cultural representa más de la mitad de sus ingresos mensuales (32% de los casos).
Para mitigar los efectos del aislamiento, la mitad de las personas encuestadas intentó adaptar su actividad/trabajo cultural a la modalidad virtual y trabajar desde el hogar, pero una gran parte de los encuestados considera la virtualidad como una posibilidad solo parcialmente factible y muchos ven directamente impracticable su implementación.
Las organizaciones encuestadas también se localizan fundamentalmente en CABA y la Provincia de Buenos Aires. Se desarrollan, sobre todo, en los sectores Teatro, Música y Formación y/o Educación cultural y /o artística; y realizan actividades de Creación y producción, Formación y educación, y Exhibición de bienes, actividades y obras.
Las organizaciones encuestadas se clasificaron en Espacios Culturales, Empresas, Cooperativas, Organizaciones de Cultura comunitaria.
Solo un tercio de las organizaciones posee personería jurídica (la mitad, bajo la figura de Asociación civil), casi la mitad cuenta con menos de cinco personas con aportes previsionales, en el 20% no participan personas remuneradas y el 14% de las organizaciones funciona con personal sin ninguna clase de aportes.
Los principales ingresos de las organizaciones provienen de la venta de entradas,las actividades de formación, los eventos culturales y los subsidios estatales; mientras que los gastos más significativos son los alquileres, servicios y remuneraciones.
La problemática frecuente más mencionada por las organizaciones del sector cultural radica en la necesidad de buscar ingresos alternativos; y las dificultades surgidas específicamente como consecuencia del aislamiento social son el atraso o la imposibilidad de realizar pagos de servicios, alquileres, sueldos/honorarios e impuestos.
Para combatir los efectos de la coyuntura asociada al aislamiento social, preventivo y obligatorio, las estrategias más empleadas involucran la virtualidad y la solicitud de ayudas al Estado.
No obstante, casi una quinta parte de las organizaciones no llevó adelante ninguna medida paliativa y la tercera parte de las organizaciones considera que la modalidad de desempeño virtual es sólo parcialmente aplicable, muchas requieren asesoramiento o fomento y casi una cuarta parte de las organizaciones considera directamente imposible “virtualizar” sus actividades.
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